¡Descubre si Tu Café es Realmente Especial! - Quality Blends te Guía
¡Hola, amantes del café en Barcelona y más allá! Hoy en Quality Blends nos embarcamos en una aventura cafetera: descubrir si ese café que acaricias cada mañana es realmente un café de especialidad. ¿Listos para el viaje? ¡Agarra tú taza y sigue leyendo!
¿De Dónde Viene ese Aroma?
Primero, hablemos de orígenes. No es sólo un tema de superhéroes; tú café también tiene una historia épica. ¿Sabes de qué país, región y hasta esa altitud viene? Si no, ¡es hora de investigar! Un verdadero café de especialidad conoce sobre las razas.
Conociendo al Productor
El número del productor no es sólo para decorar el paquete. Es un sello de calidad y transparencia. ¿Conoces al héroe tras tus granos? Si no, podría ser un café encubierto... y no de los buenos.
El Proceso: ¡No Todo lo que Fermenta es Vino!
El proceso de fermentación puede ser la diferencia entre un café sublime y uno que sólo merece un "meh". ¿Sabes cómo se procesaron tus granos? Si suena más complicado que un capítulo de Breaking Bad, vas por buen camino.
La Variedad y la Fecha de Tueste: Frescura ante Todo
Café arábica, robusta... ¿qué variedad acaricias cada mañana? Y ojo con la fecha de tueste: un café especialidad no es un vino, ¡no mejora con los años!
La Historia del Cafeicultor: Más Interesante que tú Novela Favorita
La historia del cafeicultor no es sólo un cuento para dormir. Es un capítulo crucial en la saga de tu café. ¿Es tan fascinante como tú sería favorita? Si no, ¡alerta roja!
Notas de Cata y Puntuación: ¿Estrella Michelin o Comida de Avión?
Las notas de cata y la puntuación son como las reseñas de restaurantes. Si tu café está entre 80 y 100 puntos, es como cenar en un restaurante con estrellas Michelin. Si no, es mejor comida de avión.
El Color y Sabor: No Todo lo que Brilla es Oro
Si tú grano tostado parece piel de almendra, ¡bingo! Pero si sabe a amargo, cremado, ceniza o tabaco, es hora de decir adiós. Y si tiene mucha crema o tú molino está pegajoso, algo va mal.
¡Revolución Cafetera!
Por último, recorda: tomar un buen café debería ser un derecho. Si no te gusta, ¡queja en el barista o en el establecimiento! No aceptas un mal café, así como no aceptarías un mal alimento en un restaurante.